BioFinCas entra a la segunda parte del año 2025 con fuerza, visión y muchas manos trabajando juntas. Lo que comenzó como una apuesta por sistemas más sostenibles hoy se consolida como un proceso vivo, diverso y profundamente comprometido con el territorio.

Equipo de BioFinCas en el 2do Encuentro Internacional Rep.Dominicana. Créditos: BioFinCas

El proyecto avanza en múltiples frentes, tejiendo conocimientos científicos con saberes locales, y convirtiendo la práctica cotidiana en base para decisiones de largo plazo. Se afinan análisis, se cruzan datos, se levantan diagnósticos en campo, pero también se abren espacios de reflexión comunitaria, se comparten historias en imágenes y se construyen nuevos lenguajes para contar lo que hacemos.

Este resto del año se respira energía de consolidación: equipos más articulados, productos estratégicos en marcha, herramientas digitales que ya empiezan a transformar el día a día de cooperativas y organizaciones, y una agenda de publicaciones que quiere salir al mundo a compartir lo que aprendemos.

Equipo de BioFinCas en campo en el 2do Encuentro Internacional Rep.Dominicana. Créditos: BioFinCas

Y mientras todo esto ocurre, algo aún más valioso se mueve por debajo: una nueva narrativa sobre el campo. Más resiliente, más justa, más consciente. Las ideas ya no son solo conceptos, están tomando forma en documentos clave, propuestas de política, acciones concretas y sobre todo, en la vida cotidiana de quienes están al centro de todo esto.

En el fondo, BioFinCas sigue siendo lo que ha sido desde el inicio, un laboratorio vivo de posibilidades. No se trata solo de prácticas agrícolas o políticas públicas, sino de relaciones, de confianza y de una visión común sobre lo que significa cuidar la tierra, a quienes la cultivan y a quienes vendrán después, por que nuestro compromiso es seguir caminando con la certeza de que sí es posible cultivar un futuro más justo y sostenible.

Equipo de BioFinCas en el foro financiero en el 2do Encuentro Internacional Rep.Dominicana. Créditos: BioFinCas

Del 21 al 24 de febrero los socios de la cooperativa Manuel Cepeda y habitantes de la comunidad de Rio Lagartos, Yucatán, recibieron en sus instalaciones a los equipos técnicos que están apoyando con un proyecto para mejorar las condiciones de la pesca artesanal sustentable.

Integrantes de la cooperativa y mujeres jóvenes de la comunidad explican el prototipo de modelo de negocio del proyecto. Créditos: GIZ México. 

En todo el país la pesca artesanal está contribuyendo a la conservación de la biodiversidad y ecosistemas cuando se aplican técnicas sustentables y las y los pescadores toman conciencia de los beneficios de un medio ambiente sano, pero también de los riesgos que el Cambio Climático representa para sus medios de vida. Aunado a esto, enfrentan retos como cualquier pequeña empresa, altos costos de producción y un mercado fluctuante. En esta cooperativa la compra de miles de toneladas de hielo al año representa una gran carga económica y preocupación para los socios; así como grandes emisiones de contaminantes para su transporte desde la fábrica de hielo al muelle de la cooperativa, de donde salen las lanchas al amanecer fuera de la Reserva de la Biosfera de Rio Lagartos para la pesca del día.

Integrantes de la cooperativa y mujeres jóvenes discuten las alternativas tecnológicas del sistema de producción de hielo y sistema solar fotovoltaico interconectado. Créditos: GIZ México. 

Durante estos días de visita, los socios pescadores y grupos focales de mujeres y jóvenes estuvieron dialogando sobre la inclusión y la gobernanza, la economía social y las alternativas tecnológicas para un sistema de producción de hielo y un sistema solar fotovoltaico interconectado a la red como un proyecto de la cooperativa con impacto social en la comunidad. En este nuevo negocio de la cooperativa trabajarán jóvenes, hijas de pescadores cercanas al arte de la pesca, quienes ayudarán a que la producción de las familias de los pescadores pueda venderse mejor. Y tal vez se pueda vender hielo en la comunidad para otras actividades como el ecoturismo que también es importante para la conservación de la zona. 

El hielo y enfriamiento es clave para la pesca artesanal que cuida el ambiente. Créditos: GIZ México. 

A través de la Cuarta fase de la Alianza Mexicana-Alemana de Cambio Climático, por encargo del Ministerio de Economía y Acción Climática (BMWK) través de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima (IKI), se acompañó a los dirigentes de la Cooperativa a la firma del convenio con otro aliado del proyecto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en alianza con el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES), y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quienes de manera coordinada están apoyando a estructurar este proyecto social.

La directora de GIZ México Ute Boettcher; participó en uno de estos encuentros para conocer el modelo de negocio que visualiza la cooperativa y las instalaciones donde se pondrán los equipos en un futuro cercano.  

 Desde la Alianza Climática se visualiza que este proyecto piloto sea replicado en el Golfo de California y posteriormente involucrar a las Federaciones de pescadores para generar un impacto mucho más amplio tanto en el sector de la pesca artesanal, como en la calidad de vida de las y los pescadores de todo el país.