La Taxonomía es un marco de referencia (con criterios e indicadores) que permite clasificar, organizar y evaluar diversas subramas y actividades económicas de acuerdo con su contribución con los objetivos en materia de cambio climático y/o sustentabilidad del país. Es decir, una clasificación de qué es verde y qué no. El Marco de Reporteo es el mecanismo que acompaña a la taxonomía para incluir los elementos de sustentabilidad en la operación de un banco y, con ello, monitorear flujos de inversión y reportar resultados.

La Alianza Mexicana Alemana de Cambio Climático de la Deutsche Gesell­schaft für Internationale Zusammenarbeit  (GIZ) GmbH (Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable) y la Asociación de Bancos de México (ABM) han impulsado el desarrollo de una metodología para la taxonomía de finanzas verdes y un marco de reporteo para la banca mexicana a través del proyecto “Diseño y pilotaje de un marco de reporteo para financiamiento verde en la banca comercial en México”.

El inicio del proyecto consistió en considerar las experiencias existentes. Por un lado, las internacionales, para entender las mejores prácticas; y por otro lado, las nacionales, para asimilar las necesidades y capacidades locales. Al referirnos a las principales iniciativas internacionales, como son las taxonomías de China, la Unión Europea, y Climate Bonds Initiative, también se buscó entender su metodología para armonizar el desarrollo de este proyecto, con miras a poder ser parte de un sistema de taxonomías mundiales que le den certidumbre al inversionista.

 

Créditos: Shutterstock. Para el desarrollo de una taxonomía para la banca mexicana, es necesario considerar las experiencias nacionales e internacionales.

 

Iniciativas internacionales

China 

En el año 2012, China fue el pionero en el desarrollo de un sistema financiero verde al estandarizar una serie de políticas, arreglos institucionales y regulaciones para dirigir los fondos privados hacia la industria verde. Los entes reguladores del país diseñaron dos taxonomías: créditos (2013) y bonos verdes (2015). Ambas taxonomías son de aplicación obligatoria, tienen el objetivo de construir un sistema financiero verde integral y orientan la asignación de recursos principalmente a proyectos de reducción de emisiones, prevención de la contaminación y ahorro de energía.

Unión Europea

En 2018, a partir de la publicación del Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, se elaboró el informe técnico de la Taxonomía de Finanzas Sostenibles, publicándose en marzo de 2020.

Consiste en un marco metodológico a partir del cual se obtienen unos Criterios de Evaluación Técnica que definen el nivel en el que los sectores y actividades económicas tienen sustentabilidad ambiental. Estos criterios fueron elaborados para más de 70 actividades que contribuyen al cumplimiento de los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático. La Unión Europea tiene seis objetivos ambientales que deben cumplirse y los proyectos que sean financiados, para obtener la etiqueta de “verde”, deben procurar no hacer “daño significativo” a ninguno de ellos durante su ciclo de vida.

Esta taxonomía fue diseñada para ser utilizada tanto por los Estados miembro de la Unión Europea como por los participantes del mercado financiero que ofrecen productos etiquetados como “financiamientos o inversiones sostenibles”, en este sentido es de utilidad para diversos instrumentos financieros. Por su complejidad, alcance, legitimidad ante los reguladores financieros, transparencia y alineamiento con la ciencia, se considera como el punto de referencia mundial.

Climate Bonds Initiative (CBI)

Su taxonomía tiene por objetivo orientar a los emisores e inversores de bonos verdes y climáticos; desarrollada desde 2013 y actualizada regularmente basándose en la ciencia, el surgimiento de nuevas tecnologías y en los estándares de CBI. Es un referente para gobiernos y reguladores interesados en garantizar la integridad verde de los nuevos productos financieros.

 

Experiencias mexicanas

El sistema financiero mexicano aún no cuenta con una taxonomía de financiamiento verde; sin embargo, existen diversas iniciativas para un marco de desarrollo de las finanzas verdes que posicionan al país a la vanguardia en América Latina en la materia.

  • Protocolo de Sustentabilidad de la Banca (2016). Impulsado por la ABM con el objetivo de participar en la transición de la economía mexicana hacia una economía competitiva de bajas emisiones de carbono. Actualmente tiene 26 instituciones adherentes.
  • Consejo Consultivo de Finanzas Verdes (2016). Foro de intercambio de experiencias y de generación de propuestas del sistema financiero para avanzar la agenda de finanzas verdes.
  • Primera propuesta de un marco de reporteo de financiamiento climático para la banca comercial (Proyecto interno ABM-GIZ, 2017). Proyecto germinal del actual sobre un marco de medición, reporteo y verificación de los flujos financieros climáticos en la banca comercial.
  • Metodología para la evaluación del impacto en Adaptación y Mitigación del Cambio Climático (SHCP-SEMARNAT, 2019). Su objetivo es orientar el análisis del financiamiento público, integrando criterios, definiciones e indicadores que permitan vincular e identificar la aportación del Gobierno Federal al cumplimiento de los compromisos y objetivos de México en materia de Cambio Climático.
  • Metodología de FIRA para el Primer Bono Verde en Agricultura (2019). Metodología para certificar el primer bono verde mexicano en agricultura e identificar inversiones verdes que faciliten la transformación de la producción de ciertos cultivos de producción en campo abierto hacia una bajo el sistema de la agricultura protegida.
  • Financiamiento y certificación de infraestructura ambiental a través del Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAN). Más de 250 proyectos de infraestructura ambiental certificados y financiados en la región fronteriza México – Estados Unidos.

 

Mejores prácticas bancarias

Adicionalmente, se identificó que cinco bancos comerciales con operaciones en México                                   −representando el 69% de los activos totales de la banca­­­­− cuentan con una estrategia de sustentabilidad; cuatro de ellos contemplan una meta financiamiento verde y su metodología de identificación. Sectores de interés: energías limpias, eficiencia energética, edificios verdes, transporte limpio o sostenible y tecnología limpia.

 

Conclusiones

La revisión del contexto para el desarrollo de las finanzas verdes, así como las mejores prácticas nacionales e internacionales en su reporteo han permitido entender que un sistema taxonómico mexicano requiere de tres elementos:

  1. Armonización con las mejores prácticas internacionales: la certidumbre para los inversionistas en búsqueda de oportunidades en activos verdes, debe ser apoyada por la comparabilidad de los sistemas taxonómicos. No requieren ser iguales, pero si armonizados con metodologías comparables.
  2. Atender la realidad de la economía y los ecosistemas mexicanos, así como las capacidades concretas de las instituciones financieras. Al adecuarse a realidades diferentes, las taxonomías podrán tener un enfoque y desarrollo diferente, pero manteniendo su comparabilidad. Para ello, la transparencia en el proceso de generación de los Criterios de Evaluación Técnica es fundamental.
  3. Enmarcar el sistema taxonómico de finanzas verdes dentro de las iniciativas ya existentes. Este sistema debe aprovechar las iniciativas que cuentan con credibilidad, legitimidad y dinamismo. No crear estructuras paralelas que son ineficientes e innecesarias. Este punto se refiere no sólo a los mercados financieros, sino a la economía en su conjunto.

 

El Fondo Ambiental de Jalisco otorgará recursos para proyectos ambientales que sean implementados por empresas privadas u organizaciones civiles. La GIZ colaboró con el estado para desarrollar procesos de convocatoria abiertos y transparentes, tomando en cuenta experiencias internacionales. 

En noviembre de 2016 el Gobierno de Jalisco dio a conocer la puesta en marcha del Fondo Ambiental de Jalisco en el marco de la Agenda Integral de Calidad del Aire y Cambio Climático del Estado. El Fondo es un mecanismo para procurar, administrar y canalizar recursos públicos y privados para proyectos y acciones que atiendan las problemáticas ambientales del Estado.

El Fondo será el más importante del país a nivel estatal, con más de 300 millones de pesos anuales para iniciar. Los recursos serán destinados a la inversión de proyectos en temas como: cambio climático, calidad del aire, restauración y conservación de los servicios ambientales, protección y preservación de la biodiversidad, manejo sustentable del territorio, educación y cultura ambiental y movilidad sustentable.

Durante el proceso de diseño del Fondo, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET) del Estado pidió el apoyo a la Alianza Mexicana-Alemana de Cambio Climático de la Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH por encargo del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Obras Públicas y Seguridad Nuclear (BMUB). De tal manera, la GIZ brindó aportaciones que contribuyeran a la buena recepción y selección de proyectos que serán financiados por el Fondo.

Actualmente el Fondo cuenta con recursos destinados para convocatorias abiertas a organizaciones de la sociedad civil o empresas del sector privado que busquen implementar proyectos en los temas antes mencionados. La GIZ colaboró con el gobierno del estado para definir el proceso de convocatoria, los criterios y la metodología de selección para proyectos que tengan un impacto así como los formatos de convocatoria, evaluación y seguimiento anual. Así, se contribuye a la transparencia del proceso de selección y de implementación.

El proceso de puesta en marcha del Fondo comenzará con el lanzamiento de convocatorias para invitar a presentar proyectos. Los interesados deberán presentar propuestas en dos etapas: la primera es una propuesta general donde podrán presentar información sobre el proyecto que desean sea financiado, mientras que la segunda solamente será completada por aquellos participantes que sean invitados a participar después de que la primera propuesta haya sido evaluada.

Los proyectos serán evaluados por su alineación con las prioridades del Fondo, la clara identificación de soluciones a un problema específico, el diseño y la lógica del proyecto, el esquema de monitoreo y evaluación, los co-beneficios del proyecto, su carácter innovador y transformador, las necesidades de financiamiento y por asegurar la sostenibilidad del proyecto una vez concluido el apoyo del Fondo. Así, los procesos se basan en experiencias y buenas prácticas internacionales, que se han traducido al contexto y las necesidades específicas de Jalisco.

Se prevé que el Fondo comience a operar próximamente esperando se logre la participación de diversos actores en la implementación de proyectos, con el fin de alcanzar las metas ambientales del Estado y contribuir a los compromisos internacionales del país.