La Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU inició el proceso para desarrollar un Marco Global para la Biodiversidad Post-2020, como otro paso para lograr la Visión 2050 de “Vivir en armonía con la Naturaleza”.
Este Marco Global y la Visión 2050, ahora deben de afrontar la nueva realidad en la que el COVID-19 nos ha colocado y es por ello que la Integración de la Biodiversidad (Mainstreaming) en los sectores productivos ha adquirido aun mayor relevancia para la CDB. Actualmente los conceptos y mensajes que se escuchan por todos lados sobre “Build Back Better” y “Green Recovery” entre otros, nos han puesto a pensar qué estamos haciendo en ese sentido dentro de nuestros proyectos.
En el caso del proyecto IKI IBA, identificamos varias acciones y rutas, que hemos venido promoviendo dentro de nuestros proyectos piloto como son: mantener y recuperar la capacidad de los suelos para producir alimento, a través de la agricultura de conservación, recuperando el porcentaje de materia orgánica, su capacidad de retención de agua y mayor fertilidad; al igual que la promoción de buenas prácticas en la selección, almacenamiento e intercambio de semillas y el manejo de plagas con metodos que no involucran agroquímicos, como lo es el caso de los murciélagos y la palomilla barrenadora del arroz. Todas estas son acciones permiten que los productores sean más resilientes, pues con un suelo sano, con su buena variedad y calidad de semillas, así como con los servicios de los ecosistemas aledaños a los cultivos, les permite tener una mejor economía en su producción, a la vez que una mayor calidad en sus productos.
Estos son los ejemplos que nos permiten tener un diálogo de confianza y trabajo junto a los colegas de SADER y que son clave para promover, que la integración de la biodiversidad se vuelva un componente fundamental en los procesos de toma de decisiones y en el diseño de programas en este sector.