México es altamente vulnerable ante el cambio climático por su ubicación geográfica, su topografía y sus características socioeconómicas. Las medidas de adaptación resultan indispensables para hacer frente a los ya inevitables efectos del cambio climático, que impactan con mayor fuerza a las poblaciones más vulnerables y a las principales actividades productivas del país.

De acuerdo con datos provistos en el PECC 2014-2018, 13% de los municipios en México presentan el mayor grado de vulnerabilidad ante el cambio climático. Cerca de un 25% de la población vive en asentamientos irregulares y zonas de riesgo por inundaciones; mientras que las sequías en el norte del país son cada vez más recurrentes y amenazan la seguridad alimenticia de la población. Lo anterior se traduce en la restringida capacidad adaptativa de una gran mayoría de habitantes ante posibles eventos hidrometeorológicos severos.

 

Créditos: Shutterstock. Asentamientos irregulares en la costa de Acapulco.

 

En el marco jurídico mexicano se reconoce la importancia que la adaptación al cambio climático tiene para resolver la crisis climática que se vive en el país. Sin embargo, en la práctica sólo un 7% del financiamiento internacional que recibe México para implementar proyectos en beneficio del clima está dirigido a soluciones de adaptación.

Las medidas de adaptación se entienden como iniciativas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos. Éstas proveen una oportunidad para la construcción de sinergias entre la sociedad, los diferentes sectores productivos y gobiernos federales y locales para alcanzar un nuevo modelo de desarrollo resiliente y basado en la sustentabilidad.

En la Alianza Mexicana-Alemana de Cambio Climático, proyecto impulsado por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH (Cooperación Alemana al Desarrollo Sostenible), se llevan a cabo esfuerzos para acompañar al gobierno mexicano en el cumplimiento de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) y posicionando las medidas de adaptación al cambio climático como una prioridad para alcanzar las metas establecidas, junto con las medidas de mitigación de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).