Para alcanzar las metas de mitigación de México, los instrumentos económicos pueden jugar un papel importante. México ya introdujo el impuesto al carbono en 2014 y está previsto lanzar un sistema de comercio de emisiones en 2018. Con el fin de analizar las implicaciones y oportunidades de una implementación simultánea de ambos instrumentos, se realizó un análisis de diferentes opciones de políticas.

México ocupa el lugar 13 entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo. Ha realizado grandes avances para transitar a una economía competitiva y baja en emisiones, y el marco regulatorio en materia de energía y cambio climático está reformándose hacia un esquema de mayor sustentabilidad, competitividad y seguridad de suministro. México ya introdujo un impuesto al carbono en 2014 y está considerando establecer un sistema de comercio de emisiones con una fase piloto en 2018.

Para analizar cómo los dos instrumentos económicos – que por un lado están basados en precios fijos y por otro lado en cantidades específicas – van a interactuar en el mercado, la GIZ encargó al Massachusetts Institute of Technology (MIT) investigar y analizar posibles opciones para un portafolio de políticas de precios al carbono o “carbon pricing”. Esto con el fin de encontrar la mejor opción en términos de efectividad política y eficiencia económica para combinar el impuesto al carbono con el sistema de comercio de emisiones. El estudio fue desarrollado para informar las discusiones políticas acerca de la puesta en marcha de un comercio de emisiones en México. Tanto la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público fungieron como contrapartes.

Los resultados clave de este análisis son los siguientes:

  • Como herramientas de política de cambio climático, ni fijar un precio por medio del establecimiento de un impuesto al carbono, ni el establecer un límite a través de un sistema de comercio de emisiones, es claramente superior a su alternativa bajo todas las circunstancias. Considerando las ventajas económicas bajo condiciones de incertidumbre y limitaciones de la economía política, las disyuntivas reales (tradeoffs) pueden ser mitigadas por medio de enfoques híbridos.
  • Si la implementación simultánea de impuestos de carbono y un sistema de comercio de emisiones está bien alineada se pueden crear sinergias. Para evitar una fuga entre los dos sistemas, es importante que la cobertura o alcance del impuesto sea igual o que exceda la de un sistema de comercio de emisiones.
  • Hay varias opciones de combinaciones entre los dos instrumentos dependiendo del grado de sincronización y la simetría de su aplicación. Por lo cual puede servir como una opción flexible, un mecanismo de transición para controlar el precio.
  • Según la experiencia internacional, las empresas que tienen que cumplir con la política prefieren el carácter flexible de un portafolio de políticas de carbon pricing. El uso de una variedad de políticas de precio del carbono puede ayudar en controlar precios extremos así como volatilidad excesiva en el mercado de carbono y también puede evitar efectos adversos como racionalidad limitada en decisiones de inversión y efectos de “lock-in” de carbono.
  • México se ha comprometido bajo el Acuerdo de París, a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 22% con recursos propios con relación a un escenario Business-As-Usual (BAU) hasta el 2030. Asumiendo que México quisiera implementar un sistema de comercio de emisiones para contribuir al cumplimiento de sus metas establecidas en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), el precio de carbono podría resultar en MXN 74/tCO2e (USD 3/tCO2e) en 2030. Para aumentar la ambición, y lograr una reducción más grande de 26% el precio de carbono podría resultar en MXN 495/tCO2e (USD 23/tCO2e) en el 2030.
  • México puede implementar un sistema de comercio de emisiones y al mismo tiempo asegurar un flujo estable de los ingresos si se utiliza el impuesto al carbono como un precio mínimo. Dependiendo del nivel, los ingresos podrían ser iguales a los ingresos fiscales existentes. Esto también aplicaría si una parte de los derechos de emisión se asignarían sin costo (“free allocation”).
  • El presente análisis de incertidumbre sugiere aproximadamente una probabilidad entre uno y cuatro que un comercio de emisiones podría resultar en un precio de carbono de MXN 21/tCO2e (USD 1/tCO2e) o menos en 2030. La opción híbrida con un precio mínimo reduciría el riesgo de efectos adversos y evitaría una disminución en los ingresos fiscales.

 

Haga click en la imagen para descargar la publicación (en inglés):