Si las personas tuvieran una bola de cristal, y que realmente funcionara, tomarían decisiones que hicieran de su vida la mejor experiencia. Pronósticos climáticos, aunque no tienen tal poder, sí pueden ayudar a que estemos mejor preparados frente a eventos climáticos extremos, como inundaciones, sequías o huracanes, que ponen en riesgo nuestras vidas o pertenencias. Para apoyar a tomadores de decisión y también a la población de la Selva Maya, los servicios meteorológicos de Belice, Guatemala y México unen esfuerzos y elaboran en conjunto Pronósticos estacionales para la región Selva Maya.
Los actores iniciaron este proceso de cooperación con la elaboración de las dos primeras ediciones trimestrales del Pronóstico en 2020 (mayo – julio y agosto – octubre). Su intención es proporcionar a tomadores de decisión de distintos niveles información relevante sobre la perspectiva climática estacional de la región Selva Maya. Esta colaboración se realiza con el apoyo del Proyecto “Fomento del monitoreo de biodiversidad y cambio climático en la región Selva Maya”, implementado por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), por encargo del Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMU) y con fondos de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima (IKI).
Además de su importancia para el desarrollo sostenible de la región Selva Maya, esta colaboración entre los tres países, Belice, Guatemala y México, contribuye a la implementación de la Agenda 2030 a nivel mundial. En el marco de la Agenda 2030 se definieron varios Objetivos del Desarrollo Sostenible, entre otros la Acción por el clima (ODS 13). Una de las metas de este ODS es mejorar la educación, sensibilidad y capacidad humano e institucional para adaptarse, igual como mitigar los efectos del cambio climático. Como parte de los esfuerzos realizados en varios niveles para el cumplimiento de la meta, este pronóstico regional abona a este ODS al proveer información para que tomadores de decisión y la población estén mejor preparados frente al cambio climático.
De esta manera y mientras que no exista la bola de cristal para prever el futuro, conjuntamente ya se trabaja para mejorar la vida de las personas.