No todos los riesgos son de origen natural ni ocasionados por el cambio climático. El gran impacto de los fenómenos naturales, particularmente los de origen hidrometeorológico en México ha motivado al país a iniciar una cooperación con la Iniciativa Global de Gestión del Riesgo de Desastres (IGGRD).
La Iniciativa Global de Gestión del Riesgo de Desastres (IGGRD) fue creada en el 2013 por el gobierno alemán y es financiada con medios del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ). La gestión operativa de la IGGRD fue encomendada a la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH. El objetivo de la Iniciativa es responder a los retos por desastres a nivel global, con un enfoque multisectorial orientado al gobierno, la academia, el sector privado y la sociedad civil. Junto con sus contrapartes, la IGGRD desarrolla estrategias para mejorar la gestión del riesgo de desastres (GRD) a nivel mundial y brindar soluciones adaptadas al contexto de los países de la cooperación.
El enfoque metodológico se da con base en la demanda y necesidades concretas de las regiones. La IGGRD desarrolla ofertas de prestación de servicios o productos, experimentadas previamente a través de proyectos piloto. Los tres temas centrales en donde se realiza el trabajo son: i) protección civil y la preparación ante desastres, ii) infraestructuras críticas y cadenas de suministro resilientes y iii) sistemas de alerta temprana eficaces. La resiliencia urbana representa un enfoque particular transversal.
La GRD es un proceso de planificación que abarca cuatro grandes etapas: mitigación de riesgos, preparación, respuesta y recuperación con el fin de analizar, prepararnos, reducir y transferir los riesgos.
Debido a los retos por riesgos naturales de origen hidrometeorológico, México forma parte de los países prioritarios de la IGGRD en América Latina y el Caribe. Además, la Iniciativa está estrechamente vinculada a la Alianza Mexicana-Alemana de Cambio Climático de la GIZ.
México cuenta desde 1986 con un Sistema Nacional de Protección Civil y desde finales de los noventa con el Fondo de Desastres Naturales de México (FONDEN). Este fue establecido como un “mecanismo presupuestario para apoyar de manera eficaz y oportuna a la rehabilitación de la infraestructura federal y estatal afectada por desastres” (World Bank, 2012). En 2006 México emitió el primer bono catastrófico soberano del mundo y lo ha mantenido hasta ahora. Provisto con esta amplia experiencia, México es un país que puede exportar estas buenas prácticas. Sin embargo, su enfoque aun altamente reactivo ha llamado la atención para mejorar las prácticas de prevención e inversión pública en ese país.
Es por ello y buscando lograr el compromiso voluntario del Acuerdo de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, firmado el 2015, que se pretende apoyar a México en hacer sus proyectos de inversión pública más sostenibles y fortalecer e impulsar la inversión pública resiliente en América Latina. Para tener una incidencia regional, se busca promover la consideración del contexto e impactos del cambio climático en la gestión del riesgo de desastres a través del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) de México y mediante la Red de Gestión de Riesgo y Cambio Climático en la Inversión Pública en Latinoamérica y el Caribe (GRICCIP-LAC).
La idea es desarrollar un proyecto piloto que refleje la importancia de invertir en proyectos que cuenten con un análisis de gestión de riesgos y cambio climático. Este esfuerzo se dará con el apoyo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), como contraparte operativa de la GIZ y contraparte política la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), así como con el apoyo de la Coordinación Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación (SEGOB).
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