La historia de la fundación de Holanda y su manejo hidráulico tiene muchas similitudes con la historia hidráulica de la ciudad prehispánica de Tenochtitlan, y conocer sus similitudes y contrastes es útil para comprender la problemática actual de ambos países.
Aproximadamente el 60% de la superficie de los países bajos se inundaría sin el complejo sistema hidráulico que llevan a cabo, por lo que la gestión del riesgo de inundaciones se ha convertido en una parte integral de su política.
Conocer el manejo hidráulico de Ámsterdam para mantener su ciudad a salvo de inundaciones recuerda el complejo manejo hidráulico de la Antigua Tenochtitlán: diques, compuertas, canales de navegación y de control de avenidas. Ambas ciudades fundadas sobre el agua, una sobre lagos, y la otra más osada, bajo el nivel del mar.
La conquista española alteró el preciso manejo hidráulico que se llevaba a cabo en la ciudad prehispánica, dando con ello inicio al interminable problema que persiste hasta nuestros días, desalojar el agua de la Cuenca. En pleno siglo XXI, la ciudad de México afronta un problema que comenzó en la colonia y que apuesta corregir con la construcción de una mega obra ingenieril, el Tunel Emisor Oriente (TEO), obra con la que se espera resolver finalmente el desalojo de agua de la Cuenca con una infraestructura de gran capacidad.
Los holandeses nunca han ido contra la naturaleza, y parecen tener éxito en el manejo del agua en la zona urbana. Haciendo un uso inteligente de su entorno, han hecho una sinergia entre sus ríos abiertos y el mar para controlar sus niveles de agua y mantener a salvo a su ciudad de inundaciones.
No obstante su preciso manejo, han tenido sus tragedias, y en los años 50s tuvieron una gran inundación que ha quedado en la memoria de los holandeses, como un recordatorio de su fragilidad ante el mar. Una coincidencia más con la historia de la ciudad de Mexico, que también por el mismo año que Ámsterdam, 1953, padeció una fuerte inundación que también quedó en la memoria de los mexicanos y motivó la construcción de la primera obra para desalojar el agua fuera de la Cuenca, el tajo de Nochistongo.
El cambio climático les impone nuevos retos: mayor precipitación y elevación del nivel del mar, que se ha registrado con el alarmante incremento de hasta 2 centímetros por año en sus áreas rurales y la presencia de precipitaciones de hasta 70 mm en dos horas, como la ocurrida el 28 de Julio del 2017 en pleno verano.
Lejos de prepararse para más tragedias o desocupar áreas vulnerables a la inundación, se preparan para adaptarse; saben que el incremento de la cantidad del agua es inevitable y han decidido que la ciudad se convierta en una esponja que absorba el agua.
Con una visión muy creativa e innovadora de construir infraestructura que permita desalojar el agua de la ciudad, crean almacenes temporales de agua en diferentes escalas: techos con azoteas verdes capaces de absorber hasta 60,000 litros de agua; edificios multipropósito que son estacionamientos, pero también infraestructura de captación y conducción de agua hacia los canales; áreas de juego en espacios públicos que en presencia de fuertes precipitaciones se convierten en enormes piscinas .
El objetivo es controlar el agua y no permitir que el agua les controle, así, como una esponja, reciben el agua, la contienen, la almacenan y la conducen hacia donde ellos deciden, convirtiendo una amenaza en una oportunidad y manteniendo a salvo sus ciudades.
Con esta estrategia se hacen resilientes a las precipitaciones extremas y dan una lección al mundo, que sí es posible invertir en adaptación sin necesidad de pensar en presupuestos multimillonarios ni mega obras hidráulicas.