México implementa una simulación para la preparación de un comercio de derechos de emisión con la participación de unas 60 empresas y un plazo inicial de un año. Esto fue anunciado por el Gobierno Mexicano el 15 de agosto de 2016 en la Ciudad de México con motivo de la firma de un Convenio de Colaboración entre la BMV y la SEMARNAT.

La simulación se realizará a través de la Plataforma Mexicana de Carbono, MexiCO2, perteneciente a la BMV, que en el pasado ya ha construido la infraestructura comercial para el mercado voluntario de carbono en México.

smoke-258786_1920La participación dentro de la simulación se realizará de forma voluntaria. Hasta el momento aproximadamente 60 empresas nacionales e internacionales, responsables por un monto total de 70 millones de toneladas de CO2 al año, anunciaron su participación (SEMARNAT, 2016). Se prevé que las compañías de los sectores aviación, fabricación de papel, petroquímica y del sector petrolero también estarán registradas bajo el esquema. Estarán representadas las empresas cotizadas, así como las que no coticen en la bolsa mexicana.

Con el fin de subrayar la importancia política, el Gobierno Mexicano se refiere a la iniciativa como “piloto de sistema de comercio de emisiones”. El mencionado piloto se implementará a través de una simulación: Dentro del plazo inicial de un año se simularán varios elementos de diseño (por ejemplo con respecto a la naturaleza del “cap” y los precios de carbono) con la participación de las 60 empresas. El objetivo principal es la reducción virtual de emisiones y la simulación de flujos financieros dentro del sistema. Para las empresas participantes la simulación ofrece los beneficios de familiarizarse con los métodos de desarrollo sostenible en el país, y de esta manera, ser líderes en su sector. Además, el piloto permitirá conocer el funcionamiento de los sistemas de comercio de emisiones de una manera flexible para que las empresas alcancen sus objetivos de reducir sus propias emisiones posteriormente. Un sistema similar de simulación ha sido introducido de forma exitosa en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.

El titular de la SEMARNAT, Rafael Pacchiano Alamán, anunció durante la firma del acuerdo entre el Gobierno y la Bolsa Mexicana de Valores que la simulación debería preparar al sector privado con motivo de la introducción de un sistema íntegro y obligatorio de comercio de emisiones en el 2018, lo cual se implementará a nivel nacional. Asimismo, el Registro Nacional de Emisiones (RENE) juega un papel importante en fortalecer la capacidad del sector privado en el manejo de su propio sistema MRV (Monitoreo, Reporte y Verificación) a nivel de planta o empresa.

En el marco de la Alianza Mexicana-Alemana de Cambio Climático de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), Alemania está brindando asesoría técnica a México desde el 2014 para poner en funcionamiento su propio registro, así como en la preparación de un sistema de comercio de emisiones. Alemania tiene amplia experiencia con el funcionamiento de estos sistemas, la cual adquirió por la implementación del sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea.

En el marco de un sistema de comercio de emisiones se fija un límite máximo anual (“Cap”) – típicamente para plantas de energía y plantas industriales de uso intensivo de emisiones. El límite se reduce cada año. Dentro de los márgenes de este límite, las empresas pueden comprar y vender derechos de emisión, según sus necesidades. Este régimen de límites máximos proporciona a las empresas la flexibilidad que necesitan para reducir sus emisiones de la forma más rentable.

Instrumentos costo-eficientes representarán un factor clave para alcanzar los objetivos formulados por parte de México en el marco de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático el año pasado (reducción de un 22 por ciento de emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030 en comparación con el business as-usual  y un pico de emisión en el 2016).

El compromiso mexicano para combatir los efectos del cambio climático se basa, entre otros, en su alta vulnerabilidad ante las consecuencias del cambio climático. Esto se debe a su ubicación geográfica, así como a la vulnerabilidad de su población ante eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías y huracanes. El costo del cambio climático podría ser de hasta 3.2 por ciento del BIP para 2050.

 

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