El sector transporte es la principal fuente de emisiones en México, responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el 22% del carbono negro, de acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (INEGEI), por lo tanto, es un sector con gran potencial de mitigación. Ante este panorama, una de las alternativas ha sido el uso de motores eléctricos o híbridos.
La electromovilidad contribuye a tener una mayor eficiencia en términos energéticos y aporta a la reducción de emisiones contaminantes a través de la utilización de fuentes alternas a los combustibles fósiles. Para lograr que tenga un papel relevante, es importante el trabajo en conjunto del sector privado, gubernamental, académico y de sociedad civil para generar políticas públicas que fomenten esta tecnología.
En este sentido, el seminario “Electromovilidad: Un camino a seguir para mejorar la calidad del aire”, inició haciendo énfasis en los beneficios de sustituir los medios de transporte a base de combustibles fósiles por vehículos eléctricos. Entre ellos, se encuentran la reducción de los compuestos orgánicos volátiles y de las afectaciones directas a la salud, así como la disminución en el consumo de gasolina y gas natural.
Eduardo Olivares de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) presentó la relación entre la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) y el sector transporte, en la que destacó la importancia de políticas públicas para fortalecer la electromovilidad en automóviles privados ya que estos representan el 87% de las emisiones del sector.
En este contexto, Alejandro Villegas de la SEMARNAT compartió algunos datos con respecto a las externalidades negativas del sector transporte. En la Zona Metropolitana del Valle de México, seis de cada 10 días del año existen mala calidad del aire por ozono, y cinco de cada 10, por material particulado, los cuales causan impactos severos en la salud pública: 21,000 muertes prematuras cada año y costos económicos de hasta 3.2% del PIB.
Por lo anterior, se impulsa la Estrategia Nacional de Electromovilidad, próxima a ser publicada, que se asocia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 al buscar intermodalidad entre la movilidad eléctrica de vehículos motorizados y no motorizados (scooters, bicicletas, etc.).
Para el sector transporte es muy importante alcanzar las metas de la NDC. Juana Itzchel Nieto del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) explicó los retos para la implementación de la electromovilidad en el país. Entre ellos, destacan los precios de adquisición de los vehículos, autopartes y baterías, los beneficios directos e indirectos no fiscales, financiamiento, infraestructura asociada y tarifas de recarga, aumentos en el precio de los combustibles fósiles e incentivos fiscales.
La segunda parte del seminario abordó los aspectos técnicos de la implementación de la electromovilidad con la participación de la Agencia Internacional de Energía (IEA), Carbon Trust y la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). Durante esta mesa se discutió la factibilidad del uso de vehículos eléctricos tomando en cuenta la infraestructura disponible, los esquemas de financiamiento e incentivos, el acceso a la tecnología de uso y carga de baterías.